domingo, 9 de noviembre de 2014

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 MONAGO: SI ESO, PAGO














Entre vítores y aclamaciones y al grito de "Presidente, Presidente", José Antonio Monago ha vuelto  una vez más a liderar la lucha del Partido Popular contra la corrupción, afirmando tajantemente que no solo no ha recibido un solo euro para sus viajes privados a Tenerife sino que piensa devolver  todo lo que ha recibido para sus viajes privados a Tenerife, argumento de una lógica tan irrefutable que ha desarmado totalmente a sus enemigos y ha hecho llorar de emoción a sí mismo y a sus propios compañeros de partido.

-A mí no me ha pagado nadie los viajes. Y no solo no me los han pagado sino que ahora mismo lo devuelvo –Dijo Monago, entre los continuos aplausos de un público entregado.

-Y digo más: Por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas –explicó,  al borde del llanto, y aquello fue ya la apoteosis. Los asistentes jaleaban su nombre y pateaban de excitación. Floriano y Arenas se abrazaban emocionados. Una espontánea saltó al escenario y logró tirarle de los mofletes y besarle la frente.

-Y como dijo un compañero de mus muy bruto pero muy buena gente: si con meterla he ofendido, con sacarla, asunto concluido.

El rugido ahora se hizo ensordecedor. Sonaron los acordes del himno del partido  y una docena de palomas volaron sobre el escenario. Afuera estallaban los fuegos artificiales y los niños en la calle saltaban de alegría sabedores de estar viviendo un momento glorioso. Los miembros de la ejecutiva se palmoteaban las mejillas y se abrazaban jubilosos, a sabiendas de que el partido había sabido poner muy alto el listón de la lucha contra la corrupción. Y todo gracias a Monago y a su monumental sentido de la decencia.

-Y alguien os dirá que otro diputado del partido ha dimitido por hacer lo mismo que yo. Y que se iba también a trabajar a Tenerife con dinero público. Incluso que se iba a trabajar con la misma mujer con la que iba a trabajar yo. Pues bien, yo os digo, compañeros, lo que decía Aute en aquella bonita canción:

-Una de dos, o me llevo a esa mujer, o entre los tres nos organizamos, si puede ser. 

Más aplausos. Mecheros encendidos. MO-NA-GO MO-NA-GO...

-O sea que, folle quien folle, da lo mismo porque los tres somos del partido y todo queda en casa.

Apoteosis total. Los gritos de “presidente, presidente” eran tan abrumadores que Rajoy, confundido, preguntó si se los dedicaban a él. Ante la negativa de Cospedal, lamentó:

-Ya me extrañaba a mí.


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