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Entre vítores y aclamaciones y al
grito de "Presidente, Presidente", José Antonio Monago ha vuelto una vez más a liderar la lucha del Partido
Popular contra la corrupción, afirmando tajantemente que no solo no ha recibido
un solo euro para sus viajes privados a Tenerife sino que piensa
devolver todo lo que ha recibido para sus viajes privados a Tenerife, argumento de una lógica tan irrefutable
que ha desarmado totalmente a sus enemigos y ha hecho llorar de emoción a sí
mismo y a sus propios compañeros de partido.
-A mí no me ha pagado nadie los
viajes. Y no solo no me los han pagado sino que ahora mismo lo devuelvo –Dijo
Monago, entre los continuos aplausos de un público entregado.
-Y digo más: Por el mar corren
las liebres, por el monte las sardinas –explicó, al borde del llanto, y aquello fue ya la
apoteosis. Los asistentes jaleaban su nombre y pateaban de excitación. Floriano
y Arenas se abrazaban emocionados. Una espontánea saltó al escenario y logró tirarle
de los mofletes y besarle la frente.
-Y como dijo un compañero de mus muy bruto pero muy buena gente: si con meterla he ofendido, con sacarla, asunto
concluido.
El rugido ahora se hizo
ensordecedor. Sonaron los acordes del himno del partido y una docena de palomas volaron sobre el
escenario. Afuera estallaban los fuegos artificiales y los niños en la calle saltaban
de alegría sabedores de estar viviendo un momento glorioso. Los miembros de la ejecutiva se
palmoteaban las mejillas y se abrazaban jubilosos, a sabiendas de que el
partido había sabido poner muy alto el listón de la lucha contra la corrupción.
Y todo gracias a Monago y a su monumental sentido de la decencia.
-Y alguien os dirá que otro diputado del partido ha dimitido por hacer lo mismo que yo. Y que se iba
también a trabajar a Tenerife con dinero público. Incluso que se iba a trabajar
con la misma mujer con la que iba a trabajar yo. Pues bien, yo os digo,
compañeros, lo que decía Aute en aquella bonita canción:
-Una de dos, o me llevo a esa
mujer, o entre los tres nos organizamos, si puede ser.
Más aplausos. Mecheros encendidos. MO-NA-GO MO-NA-GO...
-O sea que, folle quien folle, da lo mismo porque los tres somos del partido y todo queda en casa.
Más aplausos. Mecheros encendidos. MO-NA-GO MO-NA-GO...
-O sea que, folle quien folle, da lo mismo porque los tres somos del partido y todo queda en casa.
Apoteosis total. Los gritos de “presidente,
presidente” eran tan abrumadores que Rajoy, confundido, preguntó si se los
dedicaban a él. Ante la negativa de Cospedal, lamentó:
-Ya me extrañaba a mí.
Esto es lo que en matemáticas llaman "lógica difusa"
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