jueves, 23 de enero de 2020

Grandes retenciones en los accesos al Paraíso

IMPIDEN LA ENTRADA EN EL CIELO A LA MADRE DE BRIAN




Alegaba que ella era la madre del hijo de Dios y que aquello estaba muy sucio

Se presentó en el cielo con papeles falsos, pretextando que era una mártir por haber sido relativamente violada por un romano

Un arcángel salió contusionado en la refriega





Colas kilométricas se formaron ayer tarde a las entradas al cielo  provocadas por la enorme multitud de cristianos finados que aspiraban a la gloria eterna y que veían así impedido su bien ganado acceso al Paraíso como consecuencia de un grave incidente que tenía colapsado los accesos al Sagrado Recinto. 

Al parecer, el incidente había sido provocado cuando la madre de Brían pretendía entrar en los cielos con papeles falsos y sin la correspondiente acreditación, además de con un arenque sucio con el que agredió a un arcángel. Requerida a presentar la oportuna documentación, la madre de Brían, al grito de "toma acreditación" la emprendió a zapatazos con la tropa angelical de servicio de guardia  en aquel momento,  mientras reclamaba a grandes voces  la presencia de su hijo Brian para que la rescatara de aquellos malnacidos. El arcángel contusionado acabó ingresado en el ambulatorio celestial "Virgen de la Inmaculada" con pronostico reservado, mientras la madre era conducida a los calabozos celestiales no sin antes proferir en medio de insultos que ella era una mártir que había sido violada por los romanos, al menos al principio, un poquito, y que su hijo era el hijo de Dios y que a aquellos que no la dejaban pasar se les iba a caer el pelo e iban a acabar con los cataplines llenos de mirra.

Alertado Brian de que su madre estaba allí abajo en las puertas del cielo montando el pollo, respondió que ahora mismo en seguidita bajaba a solucionarlo, pero lo cierto es que en ningún momento de la tarde hizo acto de presencia alegando que unos asuntos urgentes le tenían retenido y que además le dolía la barriga. Fue San Pedro el que se hizo cargo del asunto en vista de que la madre alegaba que ella era la madre del Salvador y del hijo de Dios, lo que podía originar un grave incidente diplomático, dándose la circunstancia de que San Pedro conocía bien al tipo que respondía a esa descripción y de este modo saldrían fácilmente de dudas.

El incidente  se resolvió cuando San Pedro acabó finalmente sellando los papeles de su propio puño y permitiendo así el acceso de la madre de Brian a los aposentos celestiales, sin querer responder a las preguntas de la prensa blanca que en ese momento se agolpaba en las puertas del Paraíso inquiriéndole sobre si aquella señora desgarbada y vociferante era en verdad la madre del hijo de Dios.

-Bueno, el caso es que... o sea... a ver, hijos de Dios, hijos de Dios lo somos todos, ¿no?... -se defendía San Pedro de los periodistas sin mucha convicción. Alguien reparó en que una mano de la buena señora parecía introducida en los calzones del Santo Portero y de que este se ponía azul por momentos, pero aquello era sin duda una ilusión óptica motivada por el prístino reflejo del deslumbrante arco iris celestial.

-Qué sucio está todo... y cuánto polvo... -se le oía rezongar a la buena señora, una vez la dejaron en el cielo a su aire.