miércoles, 8 de octubre de 2014

La Razón today. Ana Mato tranquiliza

ANA MATO TRANQUILIZA: EL ÉBOLA NO SE TRANSMITE DE NINGÚN MODO






“La cosa va de vicio" –afirma la todavía ministra- 

"Hemos seguido escrupulosamente el protocolo de la Casa Real










“Queremos lanzar un mensaje de tranquilidad a la ciudadanía: el Ébola no se transmite de ningún modo. No en mi ministerio.” Así de rotunda se manifestó Ana Mato por boca del conserje al que cedió la palabra en la rueda de prensa que convocó ayer para tratar de la primera infección por Ébola en el mundo ocurrida fuera de África.

“Eso de primera vamos a dejarlo. Hemos seguido con absoluta precisión el protocolo marcado por la Organización Mundial del Comercio. Y para más seguridad hemos seguido también el de la Casa Real, que a protocolos seguro que no les gana nadie –manifestó el ujier que colocaba la jarrita de agua y  al que la ministra cedió la palabra cuando le fue preguntado qué pudo fallar en los protocolos para que una sanitaria se contagiase- Así pues concluimos que todo ha funcionado estupendamente y que tenemos los mejores políticos del mundo, así como los mejores sanitarios. Los dos misioneros españoles  que trajimos por el qué dirán fallecieron aquí, sí, pero es que ya venían infectados de fuera. Y no descartamos que la enfermera haya podido infectarse tocando la barra del metro o en cualquier otro sitio pringoso. Igual se fue a Guinea de vacaciones. En el hospital desde luego no, porque allí el nivel de seguridad ha sido altísimo.”
A la queja formulada por los trabajadores del Carlos III de que los módulos de separación consistían en simples sábanas colgadas a modo de biombos y que los equipos de aislamiento utilizados solo valían para alertas sanitarias de nivel 2 y no de nivel 4 como aconseja la Organización Mundial de la Salud, Ana Mato, por boca de un técnico de sonido que estaba ajustando el micrófono y al que la ministra cedió la palabra, comentó que eso es un bulo sin fundamento. “Las sábanas de separación estaban limpísimas, de algodón bien fuerte y lavadas con los más modernos detergentes de última generación  que anuncian en la tele. Y en cuanto a los equipos, sí, de nivel dos, pero es que les dimos dos equipos a cada uno. Y dos por dos son cuatro, vamos, digo yo, aquí y en Lima. Lo que pasa es que siempre hay agitadores que me tienen gato y tratan de politizar el asunto.”
En cuanto a la famosa fotografía de la ambulancia del Samur que trasladaba a uno de los misioneros españoles infectados, donde se ve que todo el mundo anda embutido en sus respectivos trajes de protección menos el copiloto de la ambulancia que estaba tan ricamente en mangas de camisa, La ministra afirmó tajante que no le constaba.
-No me consta  -repuso la ministra por boca de sí misma-  No me consta que haya un Jaguar en el garaje de mi casa, me va a constar eso –dijo sonriendo, con un argumento tan impecable que hizo estallar una carcajada general  y dejó a todo el mundo convencido. A la pregunta de si se están barajando dimisiones, la ministra afirmó que no, que de momento lo importante es la salud de la enfermera. “Luego ya, si se repone, veremos si se toman medidas contra ella.”
La Ministra no quiso despedirse sin agradecer a los profesionales implicados  por su magnífica labor, a los compañeros de partido por ser como eran, y al presidente Rajoy por mantenerla en el cargo pese a todas las evidencias.
“Estamos dando un mensaje al mundo. Primero Mireia con sus medallas. Luego la del bádmington esa. Lo del voley playa ayer, y ahora esto. Medio mundo impresionado por la valía de nuestras chicas y la impecabilidad de nuestros protocolos”, dijo la ministra tratando sin mucha fortuna de  aunar éxitos femeninos recientes con su labor al frente del ministerio.
Y cuando un corresponsal extranjero la obligó a situarse frente al hecho consumado que se había producido en España el primer caso de contagio por Ébola fuera de África, la ministra, por boca de su chófer, explicó:
-A los misioneros los atendieron treinta personas y solo se ha contagiado una. Uno sobre treinta es un porcentaje magnífico. Podían haber caído todos.
“Vamos, que casi que hay que celebrarlo”, reflexionó, exultante, añadiendo que  tenía en su casa un montón de confetis que le sobraron de otra fiesta y que se podía traer, sin coste alguno.
-Ya están pagados. Creo.”

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