miércoles, 16 de diciembre de 2015

Cultura y espectáculos

UN TURISTA ENCUENTRA EL PALACIO DE ORIENTE SIN TENER QUE PREGUNTARLE A NADIE

No siempre es fácil orientarse por nuestras calles. En la foto, turistas nipones
ante la Fuente del Berro, cuando lo que querían es llegarse a la Cibeles


Se llama Otto y es natural de Mardetschlag 


El día anterior también encontró la Puerta del Sol con la sola ayuda de un folleto de Ikea








Un turista ha sido capaz de llegar hasta la plaza de oriente sin tener que preguntarle a nadie y con el solo auxilio de un plano de la ciudad que le dieron en el Corte Inglés cuando quiso saber dónde se compraban las camisetas de Ronaldo. El turista en cuestión es natural de Mardetschlag, un pueblecito al norte de Austria famoso por sus gambas a la plancha y porque suelen hacerse la raya de manera distinta. Sus paisanos de excursión ya nos advierten de que eso no es nada, sino que la tarde anterior se presentó él solito en la Puerta del Sol sin consultar a nadie y yendo completamente a su bola. Al parecer, allí en Mardestschag le apodan el gran explorador, porque tiene la costumbre de adentrarse en los sitios sin encomendarse a nadie y sin hacer caso a las indicaciones.
Otto, calculando el mejor itinerario para acercarse hasta La Sagrada Familia

-Al principio se acercó al mostrador con el mapa desplegado y pensé, ya está, a preguntarme por  el palacio de Oriente, pero no –afirma el recepcionista del hotel donde se alojaba-  solo quería saber si habría churros para el desayuno.

Una noticia como esa no ocurre todos los días, así que rápidamente enviamos a un par de reporteros a entrevistarle, aunque cogieron el desvío a Colmenar y le perdieron de vista. Por fortuna el turista se presentó inopinadamente en la redacción buscando un sitio típico para comer y así pudimos entrevistarle. Aunque ni él hablaba español ni nosotros el austríaco, hubo gran empatía desde un principio y pudimos así hacernos entender, gracias a lo cual supimos que el señor en cuestión se llama Otto y que ha venido a Madrid porque la excursión al Aconcagua, su primera elección,  ya estaba completa. Con alguna dificultad y muchas señas pudimos saber cómo había hecho este Mardestrschagense para lograr su objetivo.

-Al principio consideré que si se llamaba Palacio de Oriente sería porque estaba al este de la ciudad –nos aclara por señas -pero luego caí en que los españoles no razonan así, de modo que me fui al lado contrario –concluye, con una capacidad de deducción sobrecogedora.

Cabe decir que el turista en cuestión, si bien llegó sin ninguna ayuda a la Plaza de Oriente, tuvo que preguntar una vez allí por el palacio, dado que el edificio que tenía enfrente no le pareció propiamente un palacio palacio, a pesar de la guardia real y los caballos, hasta que le confirmaron que sí, que era un palacio en toda regla lleno de habitaciones con jarrones suntuosos. No marchó muy convencido, a juicio de los acordeonistas a los que preguntó, aunque luego a la vuelta tuvo que reconocer que sí, que el palacio no estaba mal, bien ventilado y con una estupenda orientación.

Muchos turistas confunden la Torre de Valencia con el Miguelete. si bien despistados por
las explicaciones de los madrileños, que tampoco tienen muy claro dónde se halla cada uno.


Se da la circunstancia de que Otto intentó esa misma tarde el más difícil todavía tratando llegar hasta la plaza de toros de las Ventas con la sola ayuda de un plano de metro. Al cierre de la edición seguimos sin noticias de su paradero.

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