Reuter.
Por matar el gusanillo,
un señor fue condenado a una pena de muerte, pena muy honda. Ahora se le ve de
noche, por las calles de Granada, borracho de vino tratando de soportar su pena
muy honda, pena de muerte. Su dolor es tanto que se ha solicitado clemencia
para su pena muy honda, pena de muerte. Al final el juez ha tenido que
concedérsela, porque este señor iba dando tanta pena que se ha quedado sin
ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario