miércoles, 17 de agosto de 2016

Lamentable descuido del velocista hispano-cubano


ORLANDO ORTEGA PIERDE LA PLATA CUANDO ACARICIABA EL PODIO
  
Orlando Ortega llora desconsolado la pérdida de su plata, que perdió al agacharse para acariciar el podio. "¿Has mirado en su sitio?" -preguntaba la comentarista de RTVE, que también sugirió si había mirado entre las vallas.













  

El velocista hispano-cubano Orlando Ortega se ha quedado sin su plata cuando ya acariciaba el podio y se aprestaba recibir la medalla olimpica después de una titánica carrera que se saldó con su brillantísimo segundo  puesto en la final de los cien metros vallas de los Juegos Olímpicos de Río.

-“¿Pero cuánta plata has perdido, huevón?” -Le recriminaba su padre y entrenador desde el graderío.

-Unos quinientos dólares, padre –gritaba el atleta todo desconsolado mientras seguía mirando por el suelo a ver si aparecía en algún rincón.

El atleta hispano cubano no podía ocultar las lágrimas y, ante las cámaras, suplicó que quien se hubiera encontrado su cartera se la devolviera porque era todo lo que tenía para volver a casa.

Al parecer, el atleta se agachó a acariciar el podio instantes antes de subir a recibir el trofeo y fue en ese momento cuando se le cayó la cartera con toda la pasta y los documentos y la bonoloto  y un certificado que le acredita como atleta y que puede comer libremente del bufet en la villa olímpica. Ya en el podio, la mirada de Orlando Ortega no se apartaba un momento del suelo en busca de la cartera y, mientras sonaba el himno jamaicano, no hacía más que mirar de reojo y recelar de las autoridades que estaban pisando justo donde la había perdido. Incluso acabada la ceremonia tuvo un incidente con el presidente olímpico rumano al que acusaba de haberle visto agacharse y coger algo, aunque luego se comprobó que fue para quitarse un chicle del zapato.

La jornada de competición no ha podido tener, pues, un peor desenlace puesto que la plata y de Orlando siguen sin aparecer, a pesar de los continuos llamamientos del atleta que, entre lágrimas solicita que le devuelvan lo que es suyo, cuando menos el bonotransporte, que se lo acababa de sacar.





-Puto podio. En buena hora se me ocurre agachalme a acaricial nada…-
comentaba desconsolado Orlando, que recogio la medalla sin ilusión y sin nada.


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