Su conducta era la de un tipo normal. Nada hacía presagiar que acabara legislando una cosa así. |
Se hallaron pruebas en su ordenador de que había frecuentado páginas sobre leyes fundamentales del movimiento
La caja negra localizada en un trastero del ministerio del interior ha revelado nuevos detalles sobre la forma en que fue perpetrada la fatídica ley mordaza. Así, de la escucha atenta de las grabaciones puede deducirse cómo el ministro aprovechó la salida al baño de su jefe de gabinete para cerrarse por dentro del despacho y llevar a cabo su plan largamente concebido de elaborar él solo una ley de seguridad ciudadana con la que dar al traste con decenios de democracia.
Se pueden distinguir claramente en la grabación los golpes del jefe de gabinete instando a que abriera la puerta ("¡Abre la j...... puerta...!"), así como la respiración normal y acompasada del ministro Fernández mientras redactaba conscientemente los artículos más represivos. En un momento dado, se oyen golpes contundentes en la puerta, como propinados por un código penal comentado o una constitución de tapa dura, pero el despacho ministerial tiene un sistema de bloqueo que impide el acceso desde fuera. Así, con el pestillo echado, es imposible abrirla.
El despacho del ministro cuenta con un sistema automático de bloqueo que impide su apertura desde fuera |
Plano del edificio ministerial donde fue perpetrada la ley. Puede comprobarse que si no hay alguien que sepa por donde se va, es imposible llegar a ningún sitio |
Una antigua novia del ministro que no ha querido dar su nombre ha precisado que ya en su juventud estaba obsesionado con elaborar una ley que recortara drásticamente los derechos de los ciudadanos. Cuenta Benita Peralejo que el ministro llevaba siempre consigo un ejemplar de las leyes fundamentales del movimiento y que las consultaba a cada rato, ya fuera tomando horchata en el retiro o sentado en la fila de los mancos en el interior de los cines, donde a veces le entraba una duda y dejaba a medias lo que estuviera haciendo y se ponía a consultar el texto fundamental del Régimen con una linternilla.
Dos exámenes psiquiátricos diferentes pero igual de caros han concluido que el ministro presentaba un cuadro de ansiedad paranoica incompatible con el cargo, lo que le hacía ver ciudadanos cabreados intentando rodear el congreso por todas partes o jóvenes emprendedores que le reprochaban con aspereza el nivel de corrupción, o inmigrantes subsaharianos trepando sin dificultad ninguna por vallas insuficientemente disuasorias. Otra novia que simultaneaba cine y horchata con Benita afirma que el ministro se escondía tras ella cuando veía acercarse algún joven con palestina al cuello, o llamaba a un guardia cada vez que veía a gente sentada en algún soportal, por si eran los de Stop Desahucios. El ministro sabía que con esos informes y ese historial de paranoias no podría pasar la próxima revisión a la que son sometidos los miembros del ejecutivo en cada congreso general, así que optó por acelerar la tramitación de la ley mordaza. El gobierno por su parte se defiende alegando que los informes médicos son confidenciales y que es imposible conocer de antemano la incompetencia de un ministro si el mismo titular de la cartera decide no divulgarlo. La eterna lucha entre privacidad y seguridad. Sin embargo, fuentes conocedoras del caso afirman que Rajoy sí estaba al tanto de las limitaciones del ministro, y que decidió hacer caso omiso de los dictámenes que le aconsejaban alguien más sensato para legislar nada. Hay quien sostiene incluso que fue el mismo presidente quien encargó personalmente a Fernández la redacción de una ley así de retrógrada, apoyándose después en el desequilibrio del personaje en el caso de que le fueran mal dadas y precisara recular, como es su costumbre, todo ello siempre según las mismas fuentes.
En casa del ministro se encontraron bosquejos rotos de borradores de leyes represivas, así como caricaturas de Zapatero representado con largos bigotes y dientes tachados. También se encontró un retrato de Aznar metido en una hornacina con una vela encendida. Vecinos y conocidos afirman, sin embargo, que el ministro Fernández era un tipo normal, educado, afable, incluso les ayudaba con las bolsas de la compra. Nadie se esperaba de él una cosa así.
"Yo destapé la Ley Mordaza" ha dicho Esperanza Aguirre, por si acaso.
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* A las víctimas de aquellos descerebrados que, pilotando una nave, iluminando textos o publicando en el BOE consiguen imponer a los demás su cerril visión del mundo
Sí señor. El BOE también puede matar. Sin ir al boe de Franco, que se cepilló a todo dios, ahí están publicados los recortes en sanidad, educación, dependencia, servicios sociales, etc. que condenan a la miseria. Y los recortes en cultura y libertades que también condenan al oscurantismo a los ciudadanos. Pero no a los firmantes del BOE.
ResponderEliminarA ver si vuelve la cordura. Y si no, que vuelva Guillermo Tell.
ResponderEliminar¿Guillermo Tell? Como mucho volverá otro pequeño Nicolás.
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