Súbditos de nuevo

APROBADA LA LEY MORDAZA

¿Volveremos a ser súbditos en vez de ciudadanos?

Obstaculizar un desahucio podrá ser multado con hasta treinta mil euros.

Que se cuelen reventadores en manifestaciones legalmente autorizadas podrá ser multado con hasta cien mil euros.

Los jueces no podrán intervenir ante la arbitrariedad del criterio de la policía

Los preferentistas que se manifiesten sin permiso o por podrán ser multados hasta con 600.000 euros.

Increpar a un parlamentario podrá ser multado con hasta cien mil euros

Levantar la mano y agitarla delante de un parlamentario podrá ser multado con hasta cien mil euros.

Ponerse delante de un parlamentario y obstaculizar su paso podrá ser multado con hasta cien mil euros.

Rodear el congreso con las manos entrelazadas podrá ser multado con hasta cien mil euros.

Manifestarse en la Puerta del Sol podrá ser multado con hasta cien mil euros.

Hablar con un policía, si el agente interpreta que se está atentando contra su autoridad, podrá ser multado con hasta 30.000 euros.

Todas estas multas no podrán ser recurridas judicialmente. Todas estas multas no necesitarán sentencia judicial, sino que serán multas administrativas, y en consecuencia directamente ejecutables. Hay que pagarlas.

La única vía para recurrir será la contencioso-administrativa, cuyo plazo de duración tiene un promedio de dos años. Pero antes hay que pagarlas.

El criterio para determinar que un ciudadano ha sido merecedor de estas  multas dependerá exclusivamente de la interpretación que el agente de policía haga de la conducta del ciudadano.

Si el agente de policía interpreta que la conducta de un ciudadano ha supuesto menoscabo de su autoridad, obstáculo a su labor policial o menosprecio a la autoridad, la conducta del ciudadano será directamente sancionable sin posibilidad de recurso, siempre con el único criterio del agente de policía. Ningún juez podrá intervenir contra este veredicto.

Si el agente de policía está borracho, de mal genio, nervioso, irritable, ha discutido con su pareja o quiere pagar con el ciudadano lo mal que el mundo le trata, no hay medio legalmente humano de que cualquier cosa que el ciudadano haga, diga, susurre o gesticule delante o junto al agente de policía no pueda ser interpretado de la manera que al agente de policía le parezca más oportuno, y su criterio, por irracional, injusto, irreflexivo o insensato que resulte será el único válido para juzgar la conducta del ciudadano y establecer la cuantía de la multa.

Por ejemplo, dar los buenos días a un agente de policía, o bien dejar de dárselos, puede ser constitutivo de falta administrativa, si el agente interpreta que se le han dado con retintín o que se le ha dejado de dar por menosprecio.

Decirle todas estas mismas cosas a un policía podrá ser multado con hasta cien mil euros.

No hay manera de tomárselo a broma. Los que hemos conocido la arbitrariedad policial franquista volveremos a mirar al agente como un elemento peligroso del que vale más desconfiar. Y eso que estamos en un estado de derecho. Pues menos mal…

Lo llaman democracia  y…