viernes, 13 de marzo de 2015

Morenés acosado

UN CABO DE LA LEGIÓN LE TOCA UN GLÚTEO Al MINISTRO MORENÉS
El ministro, pulsando democráticamente la opinión de la Cámara

-El reglamento militar no dice nada del asunto

-"Nada, nada, el Ejército está por encima de mi culo..." 

-¿Qué es más, ministro o cabo? -preguntó el ministro, para acusar luego al legionario de abuso de inferioridad


Durante una exhibición militar y aprovechando que el ministro se había enredado con la cuerda con la que izaba la bandera, un cabo de la legión aprovechó la torpeza del ministro para acercarse a él y, so pretexto de ayudarle con la bandera, plantarle  toda la mano el glúteo izquierdo.

El incidente ha sido revelado por el propio ministro, que lo esgrime como acto de valor y sumisión a la ordenanza castrense, saliendo así  al paso de su desafortunada intervención en el congreso, donde no solo no se disculpó ante la capitana Zaina del acoso sufrido, sino que mandó callar a la diputada de UPyD, al Presidente de la Cámara, a su compañero de escaño  y a un ujier que pasaba por allí y que le acababa de dejar el Marca. Dicen que también se tiró un cuesco, pero eso no queda recogido en el diario de sesiones.  
El ministro Morenés, saludando a Don Juan Carlos
momentos antes de recibir el pellizcazo del cabo Maroto

-A mí también me acosaron, pero  no soy un acusica.  –repuso el ministro, mientras mandaba callar al periodista que cubría sus declaraciones –De hecho, siempre que voy de parada militar alguien acaba metiéndome mano. ¿ Y qué? ¿ me quejo yo de eso? No, señor. Ajo y agua. El ejército está por encima de las personas-  –repuso Morenés, mientras instaba a un reportero a que dejara de manosearle el paquete.

Sin embargo, no es esa la versión que dan testigos presenciales del incidente, el cabo Poyales y el sargento Machuca,  que prefieren permanecer en el anonimato. Según éstos, el  ministro pretendía  en un primer momento demandar al legionario por sobón, dado que  tenía  el glúteo al rojo vivo por el fuerte pellizco que además le propinó, pero alguien le advirtió al ministro de que el acoso sexual  es un delito no contemplado en el ejército.

-¡Pero si tengo el culo en carne viva…! –reclamó el ministro en vano. El reglamento militar solo contempla la agresión sexual como falta derivada de un abuso de autoridad.

-¿Y qué es más, ministro o cabo?- dicen que dijo Morenés echando mano de su sed de conocimiento con la que intenta ampliar siempre su bagaje cultural.

De modo que cuando le informaron que ministro es mucho más que cabo, entonces  quiso interponer  contra el legionario  una demanda por abuso de inferioridad, pero volvieron a informarle de que eso es algo que tampoco existe en el código castrense. El ministro entonces  se enfurruñó, comenzó a patalear el suelo y se puso a mandar callar al todo el mundo: a los guardaespaldas, a la bandera, al asesor jurídico que le aconsejaba, y al rey, que presidía con él las maniobras militares.
Morenés, repasando con unos militares el reglamento miliar, a ver dónde venía lo de pellizcaar los glúteos.
Como no ponía nada, parece ser que aprovecharon después para repasarle al ministro la entrepierna.

Otras fuentes confirman que el ministro tiene mucho tirón en los cuarteles y especialmente en los de la legión, donde sus ricitos canosos,  su  machismo recalcitrante y su fuerte aroma  Dolce Cabana hace estragos entre la tropa.

-Ahora va diciendo que del acoso no hay que chivarse porque es de acusicas y difama al ejército–concluye el cabo Poyatos, sacándose finalmente la hebrilla de la muela- pero cuando visita los destacamentos sé de buena tinta que el chaleco salvavidas se lo pone bajo los pantalones.
Morenés, intepretando a capela  el tema Volare a un grupo de suboficiales de la Legión.
Muchos no resistieron y le arrojaron allí mismo los gayumbos.

Finalmente el ministro Morenés decidió hacer de la necesidad virtud y desde entonces  cada vez que le los soldados se le insinúan en los cuarteles o le roban un beso durante las juras de bandera, va diciendo por ahí que, si te tocan, te aguantas, porque nuestro Ejército es mucho Ejército. No dice cuánto Ejército exactamente ni respecto a qué, pero que es mucho, eso lo dice cada tres por cuatro.


-Mujeres militares sí, pero en las cocinas, haciendo las paellas –le comentó finalmente a la Reina Lieticia durante una comida castrense, antes de mandarla callar porque hacía mucho ruido sorbiendo la sopa.
Morenés, poco antes de chistar a la reina porque hacía ruido sorbiendo la sopa. 
Tampocoa ella le hizo gracia que las miradas lascivas de la tropa se dirigieran  mayoritariamente al ministro chitón

2 comentarios:

  1. Parece que la inolvidable intervención del ministro te ha fundido hasta el cálculo renal. A mi me ha dejado un permanente crujir de dientes. Pero ahora que nos has informado de que podemos tocarle las pelotas sin consecuencias, voy a sacarme pasaje a Madrid. ¡Gracias, La Razón today!

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  2. Otro dedito insolente¿Pero no estábamos ya en campaña?
    Aprovecha para hacerlo, que están a punto de cambiar el reglamento militar, El pergamino ya no aguanta...

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