lunes, 14 de septiembre de 2015

EL REY JUAN CARLOS VUELVE A REGATEAR

El rey emérito, al volante de la embarcación. No sabemos si alguno
 de los cuatro conceptos es correcto. 

Se lleva por diecinueve euros un chaquetón de piel vuelta valorado en setenta.

Consiguió que le cobrasen a euro el litro al repostar la moto.




Tras un largo periodo de convalecencia debido a sus delicadas operaciones de cadera, el rey Juan Carlos ha vuelto a los titulares de la prensa rosa dedicado a una de las actividades que más satisfacciones le produce, la de regatista.

-“Está en plena forma –comenta el maître  de ” L’Oeuf estrellé”, uno de sus restaurantes favoritos- Al presentarle la cuenta con los 80 euros del menú, dijo que ni hablar, que solo me daba treinta,  y eso que nunca le cobramos porque no suele llevar dinero encima…”

Los que le conocen no dan crédito al vigor y  la renovada energía con el que el anterior soberano está retomando  a pasos acelerados su antigua pasión. Da gusto verle entrar con ese brío en los comercios, mirar la etiqueta del producto y negar con la cabeza antes de contraatacar con su oferta.

-“A mí me dio diez euros por un mechero cojonudo que marcaba cincuenta– recuerda un vendedor ambulante al que el monarca se le acercó en principio para pedirle fuego- No es que valiera más de dos euros, por lo que le acabé chingando ocho, pero oye, marcaba cincuenta..."

La presencia de dos fornidos guardaespaldas durante las transacciones no tiene nada que ver con la habilidad de Juan Carlos para sacar tajada de todo cuanto compra, nos aseguran fuentes cercanas al monarca. Es su naturalidad y campechanía la que desarma al vendedor y le sirven para llevarse el gato al agua en todas las transacciones que intenta.

"Cinco y no se hable más". La pasión de Juan Carlos por regatear le ha puesto a
 veces en situaciones embarazosas. Afortunadamente, por la reina no pujó nadie.


-Una vez se presentó el monarca en mi armería buscando un rifle para “matar bichos grandes” como dijo con esa campechanía. Cuando me pidió que se lo dejara un momentito para probarlo, me encañonó entre los dos ojos diciendo “¿Y cuánto dices que pides por él”. Qué habilidoso es el jodío. Un lince para los negocios…"

Que haya sido el rey de España tampoco influye en el éxito de las operaciones. “Muchas veces voy de incógnito, para probarme, y entonces no voy diciendo que soy el rey. Al contrario, digo: que yo no soy Juan Carlos ¿eh? , o que yo no soy el rey, que el rey es mi hijo…y lo mismo, oye. Es que tengo unas cualidades yo para esto…


Los tripulantes del "Acacia” también acaban de probar en sus propias carnes la medicina real. A base de regatear y regatear y abrirse paso con los gorilas, Juan Carlos se hizo con el timón y patroneó la embarcación en la regata que lleva su nombre, por la que también pujó.  El barco llegó el último, pero estamos hablando de la habilidad del ex monarca para regatear por esto y por lo otro...

Al final siempre se arrepienten y lo acaban rescatando 

No hay comentarios:

Publicar un comentario