Reuter.
Cuando se disponía a
comerse una croqueta, del interior de la misma surgió el demonio, hablando en
latín, seguramente palabrotas; Sorprendido el señor, cogió la croqueta y se la
llevó rápidamente al juzgado de guardia, denunciando enfurecido a la casa
fabricante, alegando que si serían malas las croquetas que hasta tenían al demonio dentro. Por su
parte el vendedor alega que no sabe de qué se queja, ya que la croqueta estaba
rellena y no se le cobraba más cara. La discusión ha llegado a las manos y el
juzgado ahora es un infierno, en donde el demonio espera sentado en una
banqueta, cruzado de brazos y malhumorado, esperando que el pleito termine para
decirle al señor lo que tenía que decirle.
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