lunes, 31 de agosto de 2015

Terribles estadísticas de las fiestas patronales

CADA TRES DÍAS UNA PERSONA ES CORNEADA POR UNA VAQUILLA



El hombre se llama Severino Cañizares, natural de Horcajo de Arán y procurador de profesión.


La vaquilla se llama Melindrosa, y no es de ninguna ganadería sino que anda por ahí.






Según las estadísticas, cada tres días una persona es corneada por una vaquilla en el transcurso de los numerosos festejos que estos meses de verano tienen a lo largo y ancho de la geografía española. Esta persona es Severino Cañizares, y se da la circunstancia de que no es forofo de ninguna fiesta ni corre los toros ni pertenece a peña alguna, sino que simplemente aparece por ahí en el momento más inoportuno. Es más, Severino afirma que si por él fuera suspendería de inmediato tanta bullanga y tanta fanfarria que no hace más que dar murga y llenar de mierda las calles.

-A ver, un poco de juerguecilla sí, vale, yo salgo a la calle en las fiestas y veo pasar los toros y tal, pero es que esto…

Vecinos y familiares confirman la singular querencia que tiene Severino para los toros, porque es que se los encuentra siempre, haya fiesta o no haya fiesta. A veces ocurre en el transcurso de un encierro, que es lo normal dentro de lo que cabe, pero es que  otras ocurre simplemente en el campo, cuando Saturnino sale a pasear por allí, a hacer alguna gestión o simplemente a oler las flores, y entonces allá que surge Melindrosa (la vaquilla que últimamente más le coge) de algún rincón o alguna umbría y la emprende a cornadas con Severino. Una vez incluso le sucedió  durante una pegada de carteles en una campaña electoral, y otra una noche, a la salida de un bingo.

-A veces vemos que un toro engancha a alguien y decimos "¿a que ha sido Severino?" Y, oye, no falla…

No siempre Severino se halla en primera línea frente al
 astado,  pero el toro se encela y le acaba encontrando 

Los  amigos de Severino prefieren no salir con él y quedan directamente en los sitios. Muchos refieren que ya desde pequeño Severino era un tipo especial al que le ocurrían cosas que no le sucedían a nadie.

-Una vez pisó una mierda y no había forma de que se fuera el olor durante días. Este hombre es que es la leche –confirma uno de sus cuñados.

"No pasa nada, si ya sé lo que hay que hacer..." tranquilizaba Severino a un público sobrecogido.

Las secuelas de tanto no han tardado en aparecer. El cuerpo de Severino está recorrido de arriba abajo por las numerosas cornadas. Sus glúteos concretamente parecen juegos de tres en raya, y tantas cicatrices presenta que los cirujanos han decidido no coserle las heridas sino directamente implantar un sistema de cremalleras que de momento está dando muy buenos resultados y ahorra mucho tiempo de quirófano. A veces se infecta el metal y es preciso retirarlas, pero por lo general compensa.

-No, si a nosotros no nos molesta, al contrario -explica uno de los cirujanos del equipo médico habitual-  La clínica iba a hacer un ERE pero ahora incluso hemos redecorado el despacho y mi hijo va a poder terminar empresariales.  

Su mujer nos confirma que con Severino hace mucho que no salen al cine o a bailar o de merienda, ni siquiera van juntos a hacer la compra al Carrefour.

-No es que sea miedo, es que le sale la vaca seguro, y yo, mire usted, no tengo edad para salir corriendo detrás de un astado…-confirma su mujer desde la puerta, sin querer abrírnosla del todo, porque dice que solo queremos chotearnos…
 
Severino, corneado de nuevo por Melindrosa en los festejos de Coria. Se da la
circunstancia de que Severino solo había entrado a la plaza a dejar un certificado




1 comentario:

  1. Pues pobres mozos de los pueblos, que ya no podrán lucir cornadas... La Agencia de la Competencia tendrá que tomar cartas en el asunto para que Severino no monopolice todas las cornadas. ¡Las cornadas son de todos!

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