martes, 12 de julio de 2016

Pánico en el zoo

UN CAIMÁN ES ARRASTRADO POR UN NIÑO SIN QUE LOS PADRES PUEDAN HACER NADA POR EVITARLO



Los padres habían ido a por unos helados, que además estaba cerrado


El animal estaba sin comer. Además tenía que ponerse la insulina



Cuando todo parecía presagiar una apacible jornada festiva y sin incidentes, la tragedia planeó por el madrileño zoo de la casa de campo cuando caimán africano de grandes dimensiones era arrastrado por un niño cuyos padres habían dejado un momento sin vigilancia.

-Fue horrible. Todos vimos cómo el caimán era cogido de la cola y arrastrado hasta un rincón del foso a pesar de los ímprobos esfuerzos que hacía el animal por desasirse.

Los otros animales del zoo asistían con estupefacción
 al pavoroso espectáculo. Bueno, algunos. 

Solo unos segundos antes el niño se paseaba por el borde del foso y le tiraba piedras al cocodrilo sin que ninguno de sus movimientos hiciera temer un desenlace semejante. De pronto, cuando sus padres habían interrumpido un mínimo momento su vigilancia para acercarse a un puesto de helados a por un banana split con doble ración de fresa y tiramisú recubierto todo ello de caramelo líquido y crujiente chocolate, el niño se encaramó sorpresivamente al muro y de un salto inopinado para su edad y estatura se llegó hasta el fondo del foso, donde la bestia permanecía en actitud acechante, agazapada e inmóvil en espera de la presa, o bien tomando el sol. Fue al ver al niño en el foso cuando la bestia salió de su letargo y se agitó como solo un monstruo de su fiereza y dimensiones puede hacerlo. Fue en ese momento cuando los padres se percataron de la situación y gritaron en demanda de auxilio, pero ya era tarde y ninguno de los allí presentes incluidos cuidadores y personal de vigilancia que miraban impotentes, pudieron impedir que el animal, excitado y fuera de sí por la presencia humana, fuese arrastrado y llevado de la cola por el niño hasta un rincón del foso, fuera de la vista de cuantos presenciaban el terrible espectáculo. Los cuidadores apuntaban con dardos tranquilizantes, pero solo ofrecía blanco el caimán y no el niño, que se parapetaba detrás de unos arbustos mientras le daba con un palo al pobre bicho.


El niño tiene prohibida su entrada en zoos de medio mundo,
porque es que, animal que ve, animal que se trajina

Los padres, desesperados, esperaban en vano a que el niño soltara al caimán mientras veían impotentes como el banana split se les derretía entre sus dedos. Ya otra vez el niño protagonizó un incidente similar cuando se introdujo en  un corral de avestruces y saltó encima de un ejemplar macho de cuello azul que pastaba tranquilamente y que se puso a correr de un lado para otro como gallina descabezada cuando notó el peso del niño sobre sus ancas.

Lo más preocupante para los cuidadores es que el caimán estaba sin comer. También parece que era diabético y debía tomar pronto su dosis de insulina. Los padres, desesperados y  avergonzados, optaron por marcharse a su casa porque mañana tenían que madrugar.

Juancho, el avestruz afectado, tiene que someterse todos los días a terapia de rehabilitación. Además, ya no se traga con tanta alegría las sortijas o pulseras que te pilla. Se las traga igual, pero antes te mira un poco y desconfía.

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