LAS ARENAS CONTAMINADAS DE PALOMARES SERÁN LLEVADAS A LA
GOMERA
Fraga y el embajador americano, llamando al socorrista para que les sacara pronto del agua, que se les estaban poniendo fluorescentes los cataplines |
Acuerdo entre Kerry y Margallo para enterrar la arena
radioactiva en un suelo de escaso impacto medioambiental
Se tunelará el parque de Garajonay para crear un gran almacén de materiales de desecho
El secretario de estado norteamericano no solo le ha regalado
los oídos al ministro Margallo con rancheras y baladas countrys, sino que también le ha anunciado una gran noticia. Por fin la arena
contaminada de Palomares, fruto de la colisión en pleno vuelo de dos aviones miliares norteamericanos sobre la aldea almeriense y la subsiguiente caída de cuatro bombas termonucleares, va a
ser convenientemente erradicada y llevada muy lejos, a la Gomera, un lugar despoblado y semidesértico de escaso impacto medioambiental donde la fragilidad del ecosistema o la prosperidad
de los habitantes no corre peligro de verse amenazada.
"Te diré por soleares, aquello que tanto esperas: que la tierra de Palomares, te la dejo en la Gomera" cantó el secretario de estado americano a Margallo, que luego comentó que sonaba más a rumba. |
El acuerdo ahora firmado entre Kerry y Margallo es continuación
del suscrito por Fraga cincuenta años antes con el gobierno estadounidense, por
el que los americanos se comprometían a correr con los gastos de recogida y desplazamiento de
la tierra contaminada hacia un lugar en
el que este material radioactivo no pudiera perjudicar. Fraga fue muy explícito en ese punto. “¡Al quinto
pino!” dijo, con su acento más enérgico y coercitivo. Sin embargo, por unas cosas o por otras el
acuerdo nunca llegó a concretarse y las tierras contaminadas por las bombas siguieron donde estaban a pesar
de las buenas intenciones de los mandatarios norteamericanos.
El escaso valor productivo o paisajístico de La Gomera permitirá enterrar allí los miles de toneladas de tierra contaminada sin peligro para el ecosistema |
En principio el acuerdo ahora firmado contemplaba el traslado de las tierras radioactivas a un lugar inhóspito de los Estados Unidos, concretamente al desierto de Arizona o al Valle de la Muerte californiano, regiones inhóspitas y desoladas donde la inmensidad del tonelaje contaminante no puede perjudicar el turismo o la agricultura, pero finalmente el gobierno español concedió para su destino final La Gomera, un lugar intermedio igualmente yermo e improductivo pero más cercano y de más sencilla logística para los traslados. A cambio de esta concesión, el gobierno americano se compromete a sufragar la construcción, bajo las montañas tuneladas para el soterramiento, de un macrocomplejo dedicado a la manipulación y almacenaje de elementos radioactivos, que culminará con la instalación de un gran cementerio nuclear que, según cálculos del ministerio de Hacienda, aportará a las arcas españolas cientos de millones de euros y creará varias decenas de puestos de trabajo para españoles venidos de la península y de las otras islas canarias, dado que en La Gomera no hay población laboral activa sino solo jubilados y bohemios.
Bajo el Parque Nacional de Garajonay, un macrocomplejo de almacenaje y manipulación de materiales radioactivos dará por fin sentido productivo a la zona. |
El acuerdo cuenta con el beneplácito de las autoridades gomeranas o gomerienses –nunca decir gomeras- que agradecen los esfuerzos de los gobiernos español y norteamericano para convertir una zona deprimida y sin apenas valor intrínseco en una fuente de prosperidad y empleo, máxime si, como prevé el ministro, los trabajadores que hayan de emplearse en la operación dejan su dinero en las gasolineras, hamburgueserías y zonas de ocio que necesariamente habrán de habilitarse para los varios años que duren las labores de soterramiento del material radioactivo.
Las montañas dentro del perímetro serán horadadas para dar paso a un gran complejo "Parque Fraga Iribgarne"que albergará todo tipo de materiales contaminantes y desechos radioactivos. |
Todo lo cual hubiera sido muy del agrado de Fraga, que amaba la
tierra gomerana (o gomeriense) y siempre quiso dejar en ella un recuerdo amable de su paso,
además del parador.
¡Pero bueno! ¡Menuda venganza por no leer tu blog! Pero, Juan, no miro ni mi blog... Estoy dando clases de español a una holandesa que me tiene mártir. Compréndelo, no estoy acostumbrada a que estudien lo que mando ni hagan los deberes que pongo...y alguno más. ¡Qué cansado es tener alumnos aplicados! Volviendo a Fraga, en sus campañas electorales se dirigía a nosotros como "gomeranos", no gomerienses. Y por supuesto, ni de coña gomeros.
ResponderEliminarY una vez llevada a cabo tu venganza, retira este post, porfa.
Lo siento. Nos acogemos a la reciente jurisprudencia del Tribunal Supremo. No podemos borrar el curso de la historia...
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