UN REVOLUCIONARIO MOTOR PERMITIRÁ AL COCHE DE ALONSO ACABAR LAS
CARRERAS ENTRE LOS QUINCE PRIMEROS
Correr, no corre, pero mola que te cagas |
-Y si algún coche abandona, igual acaba el trece, o el doce…
-confirma orgulloso el patrón de la escudería
El revolucionario sistema se basa en el motor de un Simca
1000, mejorado
-Es un sueño hecho realidad –confiesa el piloto- No me creo que no vaya a acabar entre los últimos.
Los días de vacas flacas y brindis al sol se han acabado. En
la escudería MClaren todo son abrazos y felicitaciones por lo que parece ser el
fin de los puestos ignominiosos y contemplar el final de la carrera desde el
padoc. El nuevo y revolucionario motor Honda acoplado a la carrocería del
monoplaza de Fernando Alonso está en condiciones de asegurarle un puesto entre
los quince primeros de cada carrera.
-Y eso si no abandona alguno antes, porque en este caso
podríamos llegar al puesto trece, o al doce… -fantasean eufóricos los mecánicos
de la escudería.
El milagro de este nuevo motor revolucionario que promete
cuotas de clasificación nunca antes vistas en los últimos años, con picos entre
los puestos doce a diecisiete, se ha producido al aprovechar el motor de un
viejo Simca 1000 que tenía el abuelo de
un mecánico del equipo y petrolearlo con mucho cuidado, amén de un par de
mejoras técnicas como el cambio de bujías y unos buenos martillazos para
corregir un par de defectos del chasis. El resultado salta a la vista. El nuevo coche de Fernando Alonso,
si ya era bonito de por sí con ese hermoso e refulgente tono naranja, suma ahora el elemento crucial que le hacía
falta para acabar las carreras sin hacer siempre el ridículo: una cierta velocidad.
-Es un sueño hecho realidad –confirma un pletórico Alonso
que no para de reír y de felicitar a su jefe de mecánicos por la mejora –Hamilton
ya no se reirá de mí por doblarme tres o cuatro veces en cada gran premio. Ahora
me doblará una vez, dos a lo sumo, pero
¿tres y cuatro como antes? Eso ya es historia… -concluye un Alonso exultante
mientras se aplica crema bronceadora a la cara y despliega su sillita en el
sitio de mirar las carreras de costumbre.
-Por si acaso -dice, siempre previsor no sea que las cosas salgan mal y me lo quiten... |
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