UN PIQUE ENTRE DOS ´SEISCIENTOS´ SIEMBRA EL PÁNICO EN LAS CALLES DE NUEVA
YORK
Los seat se lanzaron a una encarnizada carrera por las calles de Manhatan, arrollando cuanto se ponía a su paso |
Al parecer sus conductores son octogenarios de Cantalejo, convencidos cada uno de que su respectivo seiscientos era mejor que el otro
Marcharon a toda velocidad por las calles del Bronx,
Chinatown y Brooklyng. En Central Park pararon a comer un perrito
Sus rencillas vienen de muy atrás, de cuando coronaba primero Bahamontes
Lo que prometía ser un simpático desfile de coches antiguos y de ocasión pudo acabar en tragedia cuando un par de conductores de respectivos seat seiscientos, integrantes de la festiva caravana, protagonizaron un pique que acabó con ambos vehículos circulando como locos al más puro estilo Holiywood por las calles neoyorquinenses, o como se diga, hasta el punto de que muchos de los viandantes creían estar sumidos en una película de persecuciones espectaculares a lo James Bond. Al parecer los dos conductores estaban empeñados en que sus respectivos seiscientos conservaban mejor motor y emprendieron una alocada carrera por demostrarlo.
-Lo que pasa es que esos coches como de huevo no los había
visto nunca. Aquí son más grandes –confiesa una anciana neoyorquina o neoyorquinense que estuvo a punto de darse
de bruces contra el asfalto por una maniobra inopinada de uno de los
seiscientos, concretamente el matrícula de Segovia 13.135.
La policía no pudo hacer nada por detener a los infractores,
pues ambos corrían que se las pelaban con sus seiscientos por todo lo que es el
Bronx, más Chinatown y Brooklyn y parte
de Queens. En Central Park pararon para tomar una cerveza y un perrito, pero
luego siguieron como alma que lleva el diablo por las calles neoyorkinenes, en
las que, cómo no, no podía faltar el tramo cerrado con vallas metálicas y luces
rojas intermitentes como antesala del indefectible puente levadizo que los infractores
se llevaron a la torera, hasta saltar por los aires, como no podía ser de otro
modo. Solo que en este caso los dos seiscientos llegaron al otro lado del
puente como si nada y siguieron con su frenética carrera hasta Manhatan y luego
aún hasta la Estatua de la Libertad, donde al parecer estaba situada la simbólica
meta, que ninguno cruzó por falta de gasolina.
La aerodinámica del coche permite traccionar a grandes velocidades, lo que a veces hace necesario lastrar el vehículo para no superar determinados limites. En Brooklyng no daban crédito. |
Al salir de sus vehículos, rodeados por un ejército de
policías que, pistola en mano, les daba el alto frenéticamente, se pudo
comprobar que ambos conductores eran unos octogenarios exaltados con ganas de
bronca que, con boina de competición y pañuelo al cuello, siguieron dirimiendo sus
diferencias pie a tierra americana, a base de puñadas, empujones y torniquetes, lo que fue
impedido eficazmente por la policía neoyorkina antes de que la cosa fuera a
mayores.
Las fichas policiales confirman que los dos conductores eran
españoles procedentes ambos de Cantalejo, Segovia, cuya rivalidad por la
supremacía y la hegemonía cilíndrica de sus respectivos seiscientos comenzó allá
por el año 61, manifestándose siempre que se veían juntos y tenían la menor
oportunidad de engancharse. De acuerdo al decreto Ley antiinmigración firmado
por Trump, ambos podrían ser deportados, ejecutados mediante inyección letal o bien confinados en Guantánamo,
lo que aclare el presidente en su próximo twiter. Lo que no saben las autoridades norteamericanas
es qué hacer es con los respectivos vehículos,
de los que hasta ahora nadie ha sabido descifrar cómo diablos se mete la
palanca de cambios.
Uno de los conductores se resistió a la autoridad y hubo que acudir a los "Hombres de Harrelson". -Sí, hombre, a uno de Cantalejo le vas a decir tú por qué carril hay que ir..." |
El Rally de coches antiguos fue definitivamente suspendido.
Al parecer los de Cantalejo daban mucha marcha al Rally con los seiscientos,
pero sin ellos no se divierten nada.
Muy buena historia que me retrotrae al pasado imperfecto, allá cuando fui en un 600 hasta París. Y conseguí volver, que eso es lo milagroso.
ResponderEliminarUn abrazo
Santiago
Cuando el seiscientos era el king of the road, el puto amo...
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