ENCUENTRA UN MILLÓN DE EUROS EN EL DORMITORIO Y SOSPECHA DEL
FONTANERO
El vecino, impactado todavía por la visión del depósito |
Un vecino de Navalperales de Olmo acudió ayer noche al
cuartel de la guardia civil en estado de evidente agitación denunciando que se
había encontrado un millón de euros en su dormitorio. El vecino, visiblemente
nervioso, tuvo que ser atendido por los servicios de emergencias de la Cruz
Roja aquejado de un fuerte ataque de ansiedad, dado que el millón de euros se
lo encontró de sopetón, cuando iba a bajar una manta del armario porque se
había acostado con poca ropa y hacía rasca y se había quedado destemplado.
Las primeras investigaciones apuntan directamente el
fontanero de Navalperales, Otilio Parreño, que ya fue detenido anteriormente en
similares circunstancias cuando fue descubierto depositando un cofre lleno de monedas antiguas y pagarés
del Tesoro en una finca propiedad del farmacéutico, so pretexto de ir a
arreglarle el tubo sifónico.
-"Como me lo eche a la cara es que me lo como"–clamaba indignado
el vecino, que no entiende cómo puede haber gente tan mala en el mundo. Sin
embargo, fuentes de la benemérita afirman que el caso no puede darse todavía
por cerrado, pues el vecino ha reconocido que por su dormitorio pasaba mucha
gente, mucha, y no se descarta que los autores del depósito hubieran podido ser distintos malhechores. Concretamente, se sospecha de unos instaladores de
IKEA que habían acudido recientemente al dormitorio de Melitón a montar un
sinfonier. Se da la circunstancia de que estos operarios ya
habían sido denunciados por abandonar meses atrás en el domicilio de un
matrimonio burgalés un lote de sellos de valor incalculable. Ellos lo niegan, alegando que todo lo que
dejaron de más fue una clavija que sobraba del zapatero, cosa que por otra
parte ocurre siempre con los muebles de IKEA.
Al parecer, al vecino de Navalperales no es la primera vez que le vienen a su casa a dejarle cosas de valor impunemente. En otra ocasión, un técnico electricista que había acudido a su casa a ponerle el wifi aprovechó un descuido del vecino para dejarle un cuadro de Matisse, de la época azul. Afortunadamente en esta ocasión pudo percatarse a tiempo de la jugada y llegó a tiempo devolverle el cuadro al electricista justo cuando éste ya se subía a la furgoneta.
-Yo es que tengo muy mala suerte con la gente –nos confiesa
el vecino recostado en el cuartelillo mientras espera a que le haga efecto el
diazepam- Mi yerno, por ejemplo, se casó con mi hija diciendo que estaba enamoradísimo
de ella. Luego descubrimos que no. Que se había casado solo para colocarnos la
colección del Espasa que no le cabía a él y que nos dejó en el salón comedor.
Noventa y siete tomos del Espasa nos colocó el muy desgraciado…
El pánico ha cundido en la población turolense y los vecinos se cierran sus casas al caer la noche y recelan de todo aquél que circule con bultos sospechosos o paquetes regalo de tamaño grande.
Los vecinos tienen miedo de que les aparezcan bienes y valores en sus hogares. El cartero tuvo que jurarle a este hombre que lo que le traía era un contrareembolso que tenía que pagarlo. |
-A mí solo me dejan cosas los reyes magos, como que hay Dios- ha dicho un navalmorano, recelando de la grabadora con la que íbamos a entrevistarle.
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